jueves, 24 de mayo de 2012

SAMUEL MORENO


En 2008 Samuel Moreno toma el mandato de la ciudad con el plan de desarrollo “Bogotá Positiva”, con un claro enfoque en los derechos ciudadanos y estructurada bajo siete puntos: ciudad de derechos, derecho a la ciudad, ciudad global, participación, descentralización, gestión pública efectiva y transparente, y finanzas sostenibles.   
El Plan concibe la movilidad urbana como un derecho ciudadano el cual debe garantizar la calidad de vida de la población. La construcción del metro  y el comienzo del Sistema Integrado de Transporte Público fueron unos de las principales insignias del alcalde, los grandes retos que ha asumido ésta administración han sido con respecto al tema de  movilidad. Al ser la construcción del metro una de las principales propuestas que aseguró la elección de Samuel Moreno como alcalde, se percibió un claro afán político por asumir dicho merito antes de concluir el mandato.
Esta iniciativa recibió duras críticas ya que para muchos expertos la inclusión del metro representaba un ajuste estructural y no una modificación excepcional. La mayoría de acciones públicas fueron encaminadas más a buscar la aprobación presupuestal de proyectos de infraestructura y no la concertación ciudadana.
Queda destituido de su cargo en el 2011 y los balances al final de su periodo de gobierno no son positivos. Los resultados muestran una ciudad que no "tuvo mayores avances durante los últimos años y por lo tanto, el mejoramiento de temas como la movilidad, la seguridad, el Metro, se constituyen en un reto para la administración entrante”[1]
El informe reconoce que se cumplieron "en términos formales" las metas propuestas por el Plan de Desarrollo en el tema de la movilidad, pero resalta que los objetivos no fueron ambiciosos, al considerar los grandes problemas que tiene la ciudad. El tiempo de desplazamiento de los bogotanos en septiembre de 2011, en términos de velocidad promedio fue de 19,4 kilómetros por hora, una disminución del 15 por ciento respecto a 2007 por causa de las obras atrasadas que se desarrollan en la ciudad.
Samuel Moreno esperaba poner la primera piedra del Metro y hoy por hoy solo están suscritos los acuerdos institucionales entre Distrito y Nación y el cumplimiento de actividades de diseño, además el marco legal y financiero, pero para los analistas que presentaron el informe, este sistema "se percibe aún en condiciones de indefinición". 


[1]  (Revista Semana, 2012)

LUIS EDUARDO GARZÓN



Bajo el lema “Bogotá sin indiferencia” se empieza el periodo de gobierno comprendido entre 2004 a 2007. Se promueve una ciudad vinculada a la región de manera integral, con localidades fortalecidas y con condiciones de generación de empleos[1].
Se pretendió transformar la alcaldía en un espacio de concertación, trabajar por una ciudad en crecimiento libre de pobreza y priorizar la inversión social.
Sus propuestas presentaron un enfoque social; la mayoría de medidas se expresaron de forma sectorial y a favor de las infraestructuras de transporte.

Aunque el Plan de Desarrollo no enunciaba los temas de transporte y movilidad como prioritarios, planteaba un enfoque social apropiado para desarrollar conceptualmente la movilidad de las personas, y brindar una visión de ciudad más allá de las fronteras de transporte expresadas por las administraciones pasadas. Este plan expresaba un mayor énfasis sobre el ciudadano usuario del servicio del transporte que sobre la infraestructura. “Buscará facilitar el acceso de las personas a los servicios y equipamientos de la ciudad, reducir sus necesidades de desplazamiento y evitar la segregación territorial, social y  económica”[2].
Se formula el Plan maestro de movilidad, con el ánimo de implementar el Sistema integrado de transporte público; sin embargo las grandes críticas demuestran la desarticulación de políticas de movilidad. El Plan Maestro de movilidad se expresa en términos de transporte de personas y no en movilidad de personas.



[1]  (Bogotá D.C.)
[2]  (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2007)

miércoles, 23 de mayo de 2012

ANTANAS MOCKUS - SEGUNDO PERIODO


Nuevamente alcalde en 2001 y hasta 2003, Antanas Mockus estructuró Bogotá para vivir mejor, un plan de desarrollo que retomaba los principios de cultura cívica de su anterior mandato, y continuaba con el plan de recuperación del espacio público y la inauguración de más troncales de Transmilenio[1]. Durante esta administración, tanto el sistema integrado de transporte masivo como el transporte público colectivo fueron un punto de concentración clave.

Durante este  nuevo mandato, el Plan  de  Ordenamiento Territorial  tomó un nuevo marco integral para concebir y articular políticas sectoriales para la armonización con los Planes de desarrollo distritales; para la imagen general de la región esta armonización consistió en la integración de factores urbanos y rurales del distrito.
Para esos momentos hay un esfuerzo por mirar la planeación urbana como la necesaria reflexión de los evidentes problemas de territorialidad. El concepto de movilidad se amplía; se vislumbran los aspectos demográficos, socioeconómicos, factores especiales y demás.

A pesar de que se ha ido formando un discurso inspirado en términos de movilidad, sigue pensándose que la formulación e implementación de políticas públicas responden a planteamientos sectoriales de transporte.
Las muertes violentas en la ciudad han continuado decreciendo y los ciudadanos están más involucrados en el desarrollo de su ciudad desde la perspectiva de la corresponsabilidad.



[1]  (Universidad Nacional de Colombia)

martes, 22 de mayo de 2012

ENRIQUE PEÑALOSA


El siguiente periodo, 1998 hasta el 2000, corresponde al gobierno de Enrique Peñalosa bajo el lema “Por la Bogotá que queremos” y guiado por la planeación urbana estratégica como elemento de unión de los sectores sociales; esta permitiría brindarle a los ciudadanos una calidad de vida más elevada.
Dentro del plan de desarrollo de esta alcaldía se destacaban siete puntos: la desmarginalización, la interacción social, la ciudad a escala humana,  la movilidad como servicio de transporte digno, seguridad y convivencia, eficiencia institucional y urbanismo y servicios, apoyados a su vez por proyectos como el sistema Integrado de Transporte Masivo y la Construcción y mantenimiento de vías.

A diferencia de la administración anterior, en esta la movilidad vehicular tuvo un espacio fundamental en los planes de renovación urbana de la capital. Con la creación del TransMilenio se busca mejorar las opciones y la calidad del transporte público en aras de disminuir el uso del carro particular. 
“Planeó y construyó más de 300 Km. de ciclo-rutas y creó el programa de restricción vehicular Pico & Placa”[1]. Aunque los avances logrados durante su periodo fueron varios, se nota en ellos una visión sectorial  que brinda poca atención al transporte público colectivo. Además de propuestas en el ámbito vehicular, se realizaron peatonalizó la Av. Jiménez, se recuperó el sector de San Victorino y se construyeron cientos de kilómetros de aceras.
La mayoría de medidas se enfocaron en la justificación del uso y la implementación del sistema de transporte masivo y no la movilidad de las personas.



[1]  (Partido Verde, 2012)




lunes, 21 de mayo de 2012

ANTANAS MOCKUS

Para analizar los cambios que se han presentado con el surgimiento de estas herramientas, comenzaré el análisis a partir del alcalde electo de 1995, Antanas Mockus. Su periodo de gobierno fue desde 1995 hasta 1998 bajo el lema “Formar Ciudad” e inició con un referente concerniente a la cultura y la educación ciudadana, como base para reducir índices de violencia, de contaminación ambiental y aumentar el progreso social[1]. Se priorizan fundamentalmente seis puntos: el progreso social, el medio ambiente, la cultura ciudadana, el espacio público y la productividad urbana.


Se toma un camino enfocado hacia la cultura cívica considerando que en gran parte el caos vehicular se debía a la ausencia de cultura. Con el fin de enseñar a los ciudadanos se emplean programas que pretendían educar tanto al peatón como al conductor por caminos más de colaboración que de imposición[2]. En su mayoría, la educación respecto al transporte iba enfocado hacia los buses y los automóviles, y los estudios que se desarrollaron frente al Plan de Desarrollo y al Plan maestro de transporte urbano, favorecieron especialmente el transporte individual.
Estos estudios, en conjunto con  el diseño Conceptual del Sistema Integrado de Transporte Masivo de Bogotá examinaban algunas soluciones de transporte a corto, mediano y largo plazo para la movilidad urbana pero no llegaron a ser materializados.


[1]  (Alcaldía Local de Ciudad Bolivar, 2006)
[2]  (Alcaldía de Bogotá)

INTRODUCCIÓN A LA MOVILIDAD


Como consecuencias del incremento poblacional,  los diferentes medios de transporte utilizados por los habitantes de la ciudad para movilizarse han aumentado, al igual que la demanda de espacio para su desplazamiento, y la demanda de mantenimiento de la infraestructura existente, que permita un adecuado traslado vehicular y peatonal en la ciudad.
La ciudad de Bogotá, desde aproximadamente 1990, ha experimentado un incremento en la población que hizo que todas las circunstancias urbanas que había, fueran sobrepasadas. Tan sólo entre 1975 y 1995 se presentó un crecimiento del 3.05%[1].  El constante aumento demográfico que no contaba con un adecuado plan de regulación tuvo como consecuencia una ciudad que se expandía descontroladamente.
Se reconocía que la ciudad no contaba con las condiciones de movilidad adecuadas para sus habitantes, así que en 1930 se inicia la elaboración de lo que serían los primeros planes urbanísticos pero no tienen éxito, pues no comprendían la complejidad de la situación que se presentaba para esos momentos.  Tras fracasos similares, factores como la exclusión social, la inseguridad, el caos en la movilidad y la excesiva contaminación, reinaban en 1980 en Bogotá. A cada momento se evidenciaba la urgencia de desarrollar planes efectivos sobre el desarrollo urbano. Es así como en 1991 dos herramientas surgen: el Plan de ordenamiento territorial y los planes de desarrollo.
Ante los nuevos postulados de la Constitución de 1991, la planeación urbana en el país  adoptó unos nuevos referentes a los establecidos hasta ese entonces. Bajo la consagración de un Estado social de Derecho, el urbanismo adquirió una función pública al servicio de los ciudadanos y los intereses colectivos, razón por la cual se empezó a desarrollar una nueva legislación que permitiera dar un sentido más incluyente y democrático a las ciudades.



[1]  (Contraloría de Bogotá, 2000)