lunes, 21 de mayo de 2012

INTRODUCCIÓN A LA MOVILIDAD


Como consecuencias del incremento poblacional,  los diferentes medios de transporte utilizados por los habitantes de la ciudad para movilizarse han aumentado, al igual que la demanda de espacio para su desplazamiento, y la demanda de mantenimiento de la infraestructura existente, que permita un adecuado traslado vehicular y peatonal en la ciudad.
La ciudad de Bogotá, desde aproximadamente 1990, ha experimentado un incremento en la población que hizo que todas las circunstancias urbanas que había, fueran sobrepasadas. Tan sólo entre 1975 y 1995 se presentó un crecimiento del 3.05%[1].  El constante aumento demográfico que no contaba con un adecuado plan de regulación tuvo como consecuencia una ciudad que se expandía descontroladamente.
Se reconocía que la ciudad no contaba con las condiciones de movilidad adecuadas para sus habitantes, así que en 1930 se inicia la elaboración de lo que serían los primeros planes urbanísticos pero no tienen éxito, pues no comprendían la complejidad de la situación que se presentaba para esos momentos.  Tras fracasos similares, factores como la exclusión social, la inseguridad, el caos en la movilidad y la excesiva contaminación, reinaban en 1980 en Bogotá. A cada momento se evidenciaba la urgencia de desarrollar planes efectivos sobre el desarrollo urbano. Es así como en 1991 dos herramientas surgen: el Plan de ordenamiento territorial y los planes de desarrollo.
Ante los nuevos postulados de la Constitución de 1991, la planeación urbana en el país  adoptó unos nuevos referentes a los establecidos hasta ese entonces. Bajo la consagración de un Estado social de Derecho, el urbanismo adquirió una función pública al servicio de los ciudadanos y los intereses colectivos, razón por la cual se empezó a desarrollar una nueva legislación que permitiera dar un sentido más incluyente y democrático a las ciudades.



[1]  (Contraloría de Bogotá, 2000)

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